Mañana martes 8 de mayo, es la presentación del proyecto DIJO (Diálogo Intercultural entre Jóvenes de la Comunidad Árabe y Judía en Chile) en el Centro Cultural de España. Se trata, con seguridad, del proyecto de metodología más rigurosa y factura más fina que se haya realizado con tal fin en nuestro país. Y no lo digo como un elogio gratuito a sus gestores, es una afirmación que deviene de mi participación en los últimos diez años en cada uno de los intentos por hacer realidad este dialogo.
En lo personal, he seguido con viva atención y una buena cuota de expectación el progreso de esta iniciativa, desde sus prolegómenos hasta la puesta en marcha. Este proyecto DIJO, a diferencia de cuanta otra iniciativa que se ha llevado a cabo al respecto -cargadas de la mejores intenciones pero de magro resultado- me hace sentir esperanzado pues estoy conteste de su dilatada preparación y cuidadosa ejecución, garantías que han templado mi espíritu siempre abanto y anhelante.
Sin intención de hacer una revisión o juicio de iniciativas pasadas, me permito recordar los últimos intentos, empezando por la convocatoria de la Fundación Lagos pocas semanas atrás, una noble y comprometida iniciativa, plétora de voluntarismo pero que concluyó de modo abrupto, con su anfitrión Ricardo Lagos, ofuscado ante la red de razonamientos y arengas cargadas de inflexibilidad que los jóvenes palestinos presentes descargaron con unos jóvenes judíos, voluntariosos pero ignaros y faltos de empatía para un encuentro de esa magnitud.
Que decir de la serie de encuentros que a mediados del año pasado José Bitrán, un veterano activista del diálogo, empeñose de modo personal pero que terminaron entrampados en la típica, desgastadora e infinita maraña de argumentos fundantes, pletóricos de discusión. Una fiesta de exculpaciones, defensas, descargos y arengas, propias de la categoría ‘discusión’ pero mal disfrazado de diálogo.
Y así, se podría mencionar una pléyada de experiencias por armonizar a las partes, adultos y jóvenes. Tentativas en las cuales me tocó participar ora como protagonista ora como participante: el grupo Propazpi; encuentros institucionales y personales en la hoy fenecida JJC (Juventud Judía de Chile) con la UGEP (Unión de Estudiantes Palestinos); Yossi Beilin y Yasser Abdel Rabbo en Chile; otros encuentros por la Paz con auspicio de instituciones progresistas como el Centro Diego de Medellín, desayunos como el auspiciado por Chile XXI con Shlomo Ben-Ami; apoyos firmes como la que se brindó a Mahmoud Abbas (ابو مازن) en el Estadio Palestino; reuniones con representantes del hárakat tahrīr filastīn y del Mifleguet Meretz y haAvodá haIsraelit en recintos comunitarios o en casas de amigos; amables entrevistas y otras tensas reuniones con redes internas de partidos políticos amigos y otros no tanto; visitas públicas y privadas a representantes diplomáticos palestinos, árabes, judíos, gubernamentales; conversaciones guiadas en universidades, colegios y grupos de interés; conversaciones con visitantes como Danny Yatom y Colette Avital, Doris Musalem Rahal, Gerardo Leibner, Erich Reiter, y un largo etcétera que es común a cualquier activista chileno.
En todas estas vivencias puedo reconocer algo que en el proyecto DIJO no he visto y en lo cual radica su originalidad y fuerza. Toda esa experiencia, a pesar de intención, no pudo zafarse del ominoso lastre de que significa reconocer cada individuo su atavismo a emociones personales (suficiencia, ira, bienestar, alegría) o estados de ánimo contingentes (abatimiento, resolución, resentimiento). Carga que dejó a cada participante, exhausto, convirtiendo cada nuevo intento en una responsabilidad que lacera hasta los espíritus más comprometidos. Como dicen los especialistas, el respetar los derechos del otro u otra como un legitimo otro pero no sólo su persona sino también su biografía, su entorno social y su pretensión sin esperar contraprestación análoga.
Por eso que afirmo que DIJO es la más sólida proposición que he tenido ocasión de ver en Latinoamérica. Un experimento, que en caso de ser exitoso, tendrá una proyección que va mucho más allá que el reducido ámbito de lo árabe o judío chileno.
La sinopsis de mañana será el reflejo de un proyecto distinto, independiente de ideología, religión o bonachones intereses personales. Ojalá mañana martes ‘seamos’ capaces de ir más allá aunque sea inevitable que también sea el espejo crisopéyico de una historia cargada de tentativas virtuosas y comprometidas pero de feracidad limitada a un reducido grupo de individuos.
El programa DIJO es el siguiente:
DIÁLOGO INTERCULTURAL ENTRE JÓVENES DE LA COMUNIDAD ÁRABE Y JUDIA EN CHILE (DIJO)
Fundación IDEAS con el Patrocinio de la Fundación FORD
Martes 8 de mayo de 2007 – Centro Cultural de España – Av. Providencia 927
Primera Parte
11:00 – 11:10 Palabras de bienvenida
11:10 – 11:30 Presentación Proyecto DIJO. Lorenzo Agar, coordinador. Fundamentos y objetivos. Presentación sitio Web: http://www.dialogochile.cl
11:30 – 11: 50 El diálogo intercultural como fundamento educacional. Abraham Magendzo, investigador principal.
11:50 – 12:10 Los talleres de diálogo entre jóvenes árabes y judíos en Chile. Valeria Navarrro y Sohad Houssein, Facilitadoras del diálogo.
Segunda Parte
12:10 – 12:40 Presentación Libro: Árabes y Judíos en América Latina: Historia, Representaciones y Desafíos. Ignacio Klich, compilador.
12:40 – 12:50 Comentario del libro. Isaac Caro, profesor universitario en estudios internacionales.
12:50 – 13:00 Comentario del libro. Patricio Hales. Honorable Diputado de la Republica de Chile
13: 00 – 13:30. Cierre y vino de honor.
cuando subes algo de nuevo??
esperando leer más sobre los fragmentos perdidos del hombre